En las jurisdicciones a alta imposición fiscal, en algunas situaciones, contratar al cónyuge en una sociedad es factible, mientras que en otras es casi imposible o técnicamente posible pero no recomendable. Emplear a un familiar puede ser estratégico para asegurar una ayuda confiable en la empresa.
Si en tu país existen las empresas familiares, hay que evaluar caso por caso. Sin embargo, surge la cuestión de si es fiscalmente ventajoso distribuir los ingresos del negocio entre varias personas.
Un empleado dependiente es aquel que cumple un horario de trabajo y recibe un salario a cambio de servicios intelectuales o manuales de forma subordinada. El empleador ejerce autoridad y control sobre las actividades y el cumplimiento de tareas del empleado. La desobediencia puede resultar en medidas disciplinarias, desde amonestaciones verbales hasta el despido.
Técnicamente, no existe una normativa que impida a los cónyuges firmar un contrato de trabajo regular. Sin embargo, la jurisprudencia internacional ha tendido a favorecer la idea de que la contribución laboral del cónyuge se basa más en la relación matrimonial que en una oportunidad laboral legítima.
Contratar al Cónyuge en una sociedad es más sencillo, ya que la empresa es una entidad legal separada. Sin embargo, todavía es posible que se cuestione si la relación laboral es auténtica o ficticia.
Por el contrario, contratar al cónyuge como trabajador autónomo elimina los requisitos de subordinación y horarios fijos, enfocándose en la prestación del servicio más que en el tiempo empleado.
Si se siguen las normas correctamente, se puede demostrar la legitimidad de la relación laboral. De lo contrario, los beneficios iniciales podrían convertirse en problemas legales significativos. El auxilio de un experto es imprescindible.